Desde el momento en que sospeche que existías ya te amaba
con toda mi alma, tu padre en cambio no creía que ya habíamos creado una vida, pero
yo, ya te imaginaba entre mis brazos y aun te estoy imaginando. El día en que
confirmamos tu existencia mi corazón saltaba de alegría, pero tu padre aun no
lo asimilaba, yo lo veía con ternura, él estaba emocionado y a la vez
preocupado, claro, lo entendí jamás le habían dado una noticia de tal magnitud,
al pasar los meses juntos hemos estado planeando muchas cosas para ti, siempre
imaginando como va a ser tu personalidad, tu carácter, a quien te iras a parecer,
que nombre tendrás, y yo en mi mente
muchas cosas más aun mi princesita, te digo de esa manera porque ya nos han
dicho que eres una nenita, aunque si nacieras varoncito te amaría igual.
Mi niña ya estamos en el octavo mes de tu concepción y te
confieso que soy un nudo de nervios, porque jamás había pasado por esto, jamás había tenido una criaturita en mi
vientre, tengo miedo a ese gran día, el de tu nacimiento, no sé cómo vaya a
ser, también tengo que aprender tantas cosas acerca de tu cuidado, ni siquiera
tengo a mi madre cerca que sé que me guiaría, pero a pesar de todo ese miedo
siento mucha, mucha alegría de saber que en pocos días podre por fin ver tu
hermosa carita, y con la ayuda de nuestro padre celestial todo va a salir muy
bien.
Bebita! ¿Sabes? Es tan bonito sentir tus movimientos en mi
vientre, cada que te mueves allí dentro no dejo de emocionarme como la primera
vez que lo hiciste.
Princesita te prometo que me voy a esforzar por ser una
buena madre, la mejor madre, porque ser
mamá se aprende y yo voy a ser la
mejor, te voy a proteger, amar y apoyar
siempre, porque no en vano papá Dios me da el privilegio de traer al mundo un
ser humano, el me da esta bendición para aprovecharla y hacer de ella lo mejor
y más bonito, y ten por seguro que siempre tu serás en mi vida una obra
maravillosa.
Te ama tu mamá.